Como muchos otros pueblos mesoamericanos, Huitzilopochco había sufrido el sometimiento y la imposición del pago de tributo por parte de Tenochtitlán a través de la guerra, desde 1428, condición que lo obligaba no sólo al pago en especie (recursos naturales y objetos manufacturados), sino también al pago con materiales y mano de obra para la realización de obras hidráulicas como el acueducto que transportó las aguas del manantial de Acuecuexco a Tenochtitlán, y la construcción de la calzada que unió la porción sur de la isla de Tenochtitlán con Iztapalapa; o con hombres, mujeres y niños para ofrendar a los dioses.
Con la llegada de los españoles, en 1519, llegó también la esperanza de liberarse del yugo tenochca, sin embargo, ya fuera por obligación o por temor, los primeros acercamientos con los europeos fueron en apoyo de los mexicas. A decir de Cortés en su Tercera Carta de Relación, Iztapalapa, Oichilobuzco (Huitzilopochco), Mexicaltzingo, Culhuacan, Mixquic y Tlahuac, al ver sus victorias sobre Tenochtitlán, ?fueron a rogarle perdón, ante el miedo de ser tratados de la misma forma?, por lo que, a partir de ese momento, el apoyo a los españoles se tradujo en facilitar guerreros, canoas, mano de obra para la construcción de viviendas, pero principalmente recursos para su mantenimiento.
Caída Tenochtitlán, en 1521, Huitzilopochco fue entregado en encomienda a Bernardino Vázquez de Tapia, soldado de confianza de Cortés, es decir, de pagar tributo a Tenochtitlán, pasó a entregarlo a un particular (aunque la regla debía ser que el encomendero administrara las tierras y ?proveer educación cristiana? a los indígenas bajo su cargo) hasta 1688, fecha en que se convierte, junto con Mixquic en un Corregimiento (administradas por el gobierno en persona de un corregidor).
Códice Azcatitlán, Cortés y sus aliados. Códice Azcatitlán, lámina 29. Biblioteca Nacional de Francia.