El retrato de Miguel Hidalgo y Costilla, del litógrafo italiano Claudio Linati (1790-1832), puede parecer un tanto sorprendente, pues presenta al Padre de la patria ataviado con traje de charro a la usanza de principios del siglo XIX (sombrero jarano, chaqueta corta y pantalones abiertos a los lados para lucir botas de campana); sin embargo, no lo es tanto si se considera que el cura de Dolores fue un gran aficionado a la equitación y a las faenas vaqueriles que se practicaban en las haciendas ganaderas. Él mismo fue hacendado y criador de ganado bravo destinado a las corridas de toros. Tales aficiones las compartía con Ignacio Allende (otro charro histórico) y en ellas basaban su amistad, pues el militar criollo estaba lejos de compartir el nivel académico del rector del Colegio de San Nicolás.
Faustino Amado Aquino Sánchez
Investigador del MNI-INAH