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Una de las condiciones esenciales para lograr el poderío económico que obtuvo Tenochtitlán en tan corto tiempo fue la imposición de tributo a los pueblos sometidos tras la guerra. Para llevar un control preciso de la recaudación y administración en un tiempo determinado de lo tributado por cada pueblo, se hacía un tequiámatl o registro en papel, que es el nombre que le correspondería a la ya conocida Matrícula de Tributos, elaborada tras la conquista pero basada en un documento prehispánico. La importancia de este documento no sólo radica en la valiosa información que brinda en cuestión económica que incluye datos sobre comercio, redes de intercambio con pueblos tan lejanos como Ayotla en la actual Guatemala, especialización del trabajo o hasta niveles sociales, sino en la riqueza glífica del texto, que nos expresa a través de imágenes toponímicas el nombre de cada uno de los pueblos tributarios, o los numerales y unidades de medida para especificar cantidades y peso en especie de los productos. Este documento nos remite a la incipiente forma de pago de impuestos que realizamos hoy en día.

Norma Elena Rodríguez Hernández
Investigadora del MNI-INAH

Imagen: Xoconochco, al suroeste de Mapastepec y Ayotla, Guatemala, representados como pueblos tributarios y la cantidad en especie. Lámina 25 de la Matrícula de Tributos. Biblioteca Nacional de Antropología e Historia.

Histórico del Breviario Cultural

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